domingo, 24 de mayo de 2009

De Bariloche a Esquel

El día amanece nublado, e incluso caen algunas gotas a mi salida de Bariloche, pero enseguida deja de llover. Los lagos ofrecen hoy una imagen bien distinta. Este es el Nahuel Huapi de las primeras entradas.


Es un buen momento para fotografiar flores, como este rosal silvestre. La luz viene tamizada por las nubes, así que aprovecho, sabiendo que quedarán mejor.



Mientras, voy pasando al lado de varios lagos, todos bastante grandes, como el Mascardi.


La carretera está bordeada de las típicas flores amarillas y, como de costumbre, apenas hay tráfico.


También se encuentran muchas hierbas de color rojo y que apenas levantan un palmo de altura, cuyo nombre desconozco.


Cerca del lago Puelo las nubes me dan un descanso y el sol hace tímidos intentos por salir. Me gustan esas embarcaciones antiguas; me recuerdan a las películas de los años cuarenta y cincuenta, llenas de aventuras en blanco y negro.




El rojo encendido de esta rosa se debe a mis experimentos con el filtro polarizador. Creo que quedó demasiado fuerte.

Continúo mi camino hacia el sur y me desvío para contemplar el lago Epuyen. Las nubes han vuelto para quedarse, pero me vienen bien, porque hoy tengo que conducir muchos kilómetros y el sol quema demasiado mi piel.

Más flores, con y sin bicho.


Y más nubes en una carretera plana, que no anodina, y sin curvas.




Algunas nubes tienen formas curiosas, como ésta, que parte el cielo en dos.



A la llegada a Esquel la tarde augura un día despejado para mañana. Una vez más estoy de suerte, porque veremos el Parque Nacional de los Alerces.