miércoles, 18 de noviembre de 2009

La Leona I

Continuamos caminando un poco más.




Ya os dije que no era tan fácil distinguir los huesos de los árboles. Vamos a ver qué tal lo hacéis. ¿Hueso o tronco?





Algunos árboles y dinosaurios quedaron enterrados en el lecho del río. La falta de oxígeno, la presión y, sobre todo, el paso del tiempo, motivaron que las células dejaran paso a los minerales, petrificando los restos de aquellos seres vivos.

A mí me parece muy emocionante poder verlos y tocarlos. Por cierto, pesan un quintal. Y es que al final se han convertido en piedra.

Los restos están esparcidos por toda la hacienda. No hay dinero para hacer excavaciones y es la misma erosión del terreno la que los pone al descubierto y los va degradando. Es una lástima que no haya dinero para conservarlos.




Seguimos viendo más huesos.





Levantando de vez en cuando la vista para admirar este paisaje desolado.




Al contratar la excursión me daba miedo que luego no hubiese mucho que ver, pero os garantizo que merece la pena. No os decepcionará.