lunes, 5 de enero de 2009

El lado brasileño de Iguazú I

Samuel, mi guía durante los dos días que estaré en Iguazú es un brasileño simpático que lleva más de veinte años trabajando en esto. Llega puntual y enseguida comienza a ofrecerme excursiones complementarias a la que ya llevo contratada.

Por cierto, reservé las excursiones en España porque me daba miedo llegar y que todo estuviese completo, pero el Parque cuenta con recursos suficientes, y es mucho más barato contratarlas allí. Otra opción es verlas sin guía, que también es fácil, pero os llevará más tiempo.

La visita a la
Central Hidroeléctrica Itaipú, la mayor del mundo hasta que se termine la que se está construyendo en China no me apetecía demasiado, aunque me tentaba. Ya he visto dos, y siendo impresionantes, prefiero ver naturaleza. Por lo visto, genera el 25% de la energía eléctrica consumida en Brasil.

Una cena en Foz de Iguazú también quedó rápidamente descartada. Los espectáculos no son lo mío, y menos aún viajando sólo. Prefiero una cena tranquila y temprana cerca de mi hotel, ordenar las fotos y acostarme temprano.

La tercera opción era un paseo por la selva brasileña, caminando y en barco. Como me lo había recomendado un amigo desde España, pensé que era el complemento perfecto para llenar el día. No me equivoqué.

Esta es una vista del río Iguazú y al fondo se divisa el Paraná. No lejos de allí están Las Tres Fronteras, Argentina, Brasil y Paraguay.


Ya dentro del parque, la primera parte del paseo se realiza por una senda de 9km. En realidad hay varias, pero yo opté por ésta. Se puede hacer caminando, en bicicleta o en jeep. En mi caso hicimos la mitad andando y la mitad en jeep, para ganar tiempo.



Éramos tres: Marcos, nuestro guía brasileño, Cristina, una chica costarricense y yo. La senda es ancha y muy plana. No hay desniveles, así que es apta para todos. Hay plantas por todas partes, colonizando cada estrato vegetal (unas 2000 especies) incluyendo el ahora protegido palmito. Protegido porque tarda más de 15 años en crecer y porque una vez extraído el palmito, la planta muere. Los palmitos que comemos habitualmente son cultivados en otras zonas y tardan sólo unos 5 años en crecer.



El clima es subtropical, pero como estamos al final de la primavera no hizo demasiado calor y la sombra era abundante. No obstante, un repelente para los mosquitos es más que recomendable. Aunque sólo una pequeña parte del parque conserva la flora original, la altura de los árboles y lo denso de la vegetación quitan el hipo.



Encontramos muchos animales, como este gusano de púas venenosas o la avispa negra de grandes dimensiones en el centro de la foto y hay mariposas por doquier, de todos los tamaños y colores, pero no se están quietas y es imposible hacerles una foto decente. Si se posan, cierran las alas.

También hay algunos roedores, lagartos, serpientes y felinos como pumas o jaguares, también llamados aquí yaguaretés (lástima que no nos cruzáramos con ninguno de éstos últimos) Tampoco podemos olvidar a aves y peces.