jueves, 15 de enero de 2009

El lado brasileño de Iguazú II

De los nueve kilómetros de caminata hemos hecho la mitad andando y la otra mitad en jeep, para ganar tiempo y no hacer esperar a los que están junto al barco. Nos dicen que el mirador de aves está cerrado porque hay demasiados mosquitos, cosa que a mí me suena a cuento chino, pero como no hay manera de comprobarlo, nos conformamos.


Estamos a unos 4km por encima de las famosas cataratas, que aún no hemos visto, por cierto (no desesperéis, que todo llega a su tiempo) y el río aquí es muy ancho y de fuerte corriente, aunque no se aprecie en las fotos.

Las orillas están cubiertas de una densa vegetación, entre la que destacan los bambúes, mucho más altos y gruesos de lo que yo los imaginaba.






Una de las ventajas de hacer excursiones de este tipo es que hay poca gente, la atención es más personalizada y se pueden ver más animales y plantas. El capitán conoce bien los lugares donde suelen tomar el sol los caimanes, aunque éstos salen huyendo en cuanto nos acercamos un poco. Más adelante nos encontramos con algunas crías.



Seguimos río abajo sin que el decorado cambie demasiado.



Y descubrimos unos cuantos gavilanes.


Otra vez en tierra, podemos admirar de cerca el tamaño del bambú.


Una araña de respetables dimensiones.


Y un buen montón de mariposas tan inquietas que no se dejan fotografiar.


Ahora sí, nos subimos al coche y ponemos rumbo a las Cataratas de Iguazú.