jueves, 25 de junio de 2009

El circuito chico

Es un pequeño circuito circular que puede hacerse en los alrededores de Bariloche. Como mi barco no sale hasta las once de la mañana tengo tiempo de sobra para cotillear un poco por esta zona.

Hace tiempo que no os traigo un campo tan lleno de flores como éste:



El agua no podía faltar en una zona tan bella.


Ni un par de pequeñas rapaces en lo más alto de un árbol.


Un corto desvío nos lleva al Lago Escondido.


Me sigue impresionando la altura de los árboles, que no caben en la foto por mucho que la estire.

Un poco más lejos nos encontramos con el Cerro Capillay el omnipresente Nahuel Huapi.



La carretera cruza el Lago Moreno por su punto más estrecho.







Y asciende hasta un mirador. En primer plano el Lago Moreno, protagonista absoluto de la primera y tercera fotos, el Lago Nahuel Huapi al fondo y entre los dos encontramos el Hotel Llao Llao.


Un primer plano del hotel y otro del lago, que con esta luz de la mañana parece que lleve una gasa por encima.


viernes, 19 de junio de 2009

De nuevo en Bariloche

Aún es pronto y me queda toda la tarde para llegar hasta Puerto Pañuelo, el lugar desde el que salen los barcos que recorren el lago, pero primero me detengo para admirar el Lago Nahuel Huapi, tranquilo sereno como nunca.

Odio esas fotos en las que la perspectiva hace parecer que quedan torcidas. El eterno problema de transladar tres dimensiones a dos. Si no las tomas justo de frente parece que el lago se derrama sin remedio. La orilla invita a dar un paseo – está demasiado fría para un baño – o simplemente a sentarse a contemplarlo durante horas.




Algunas imágenes me parecen cuadros de una simpleza que no deja de ser bella. Así me siento yo, sorprendido por esta Argentina tan variada, por esta naturaleza desbordante.



Una foto de Nuestra Señora del Nahuel Huapi, la catedral de Bariloche. Un edificio neogótico con un campanario de 69 metros de altura.

Sigo camino junto al lago, por una carretera que serpentea entre hoteles, restaurantes y apartamentos pensados para la temporada alta: el invierno.



Aparecen algunas villas, estratégicamente situadas, protegidas por los árboles de las miradas indiscretas y con accesos angostos y escondidos. Algunos yates pequeños, barcas de recreo y de pesca; la vida ofrece aquí una de sus caras más amables.





Y el famoso hotel Llao-Llao, situado sobre una pequeña colina entre dos lagos, con unas vistas espectaculares que os enseñaré otro día. Construido en estilo canadiense a comienzos del siglo pasado, es un establecimiento de lujo muy apreciado. Como curiosidad, su nombre se debe a un hongo que crece en la región.



Este es el otro lago, el Moreno, muy cerca del hotel.

Y este es Puerto Pañuelo. Ahora que ya lo he localizado puedo venir mañana sin miedo a perderme y quedarme en tierra. Ya sabéis, chico prevenido vale por dos.

Una última vista del lago antes de volver al hotel y descansar un poco. Pero antes tengo una cita en el Boliche de Alfredo con un buen solomillo y una botella de buen vino.

domingo, 14 de junio de 2009

Los lagos al sur de Bariloche

No hay mucha distancia desde El Bolsón hasta Bariloche, pero están todos esos grandes lagos que no pude ver bien el otro día, cuando iba hacia el sur por cuenta de la lluvia. Hoy hace un sol espléndido y es el momento de desquitarme.

Un desvío me lleva a la cercana Laguna Huala Hue. En teoría el camino, porque no se le puede llamar carretera, es de una sola dirección, y no se puede volver hasta por la tarde, pero en vista de que no hay tráfico decido arriesgarme.




El agua brilla como un espejo desde lo alto. En la orilla sólo me hacen compañía unos patos que nadan algo lejos. Naturaleza, tranquilidad, silencio absoluto…


Sigo por el camino hacia otra laguna, pero los bajos del coche rozan en el suelo y no me apetece quedarme atascado a unos cuantos kilómetros de la civilización, así que decido dar la vuelta y regresar al asfalto mientras tenga el coche entero. En algunzas zonas es tan empinado que sólo se puede subir en primera.


El Lago Guillelmo me espera, con mejor cara que la que presentaba el otro día. Se extiende a lo largo de la carretera durante kilómetros y kilómetros, con sus aguas de color azul intenso reflejando los rayos del sol.




En el Lago Mascardi hay unos niños bañándose, una excursión del algún colegio, sin duda. El embarcadero sigue tan deteriorado como la última vez, pero las vistas son magníficas.




Cada poco tiempo he de pararme para admirar la belleza de este lago. El arcén está plagado de flores y sigue sin haber demasiado tráfico. Alguna nube que otra rompe la uniformidad del cielo.





La Ruta 40 se acerca a Bariloche; en las montañas apenas queda nieve, señal de que el verano se acerca.


No me canso de ver lagos, ahora es el turno del Gutiérrez.



Tomo otro desvío hacia el Monte Tronador, pero sólo se puede regresar por la tarde y como aquí hay más turistas el guardia que custodia la entrada no me deja hacer la trampa. Por desgracia no tengo tiempo suficiente, así que continúo camino hacia Bariloche. Quiero acercarme por alguna de las agencias para hacer alguna excursión en barco los dos próximos días por el Nahuel Huapi.