jueves, 26 de febrero de 2009

Circuito por Lago Traful

Es domingo y las excursiones hacia el Parque de los Arrayanes no salen hasta después de comer. Hace un día precioso, y como de costumbre, he madrugado. Tengo toda la mañana por delante, para explorar los alrededores de Villa La Angostura.

La orilla del Lago Nahuel Huapi está plagada de flores de todos los colores. A pocos kilómetros hay un buen mirador desde el que se puede apreciar la inmensidad del lago y el intenso azul de sus aguas. A esta hora tan temprana lo tengo todo para mí solo.





Primera lección: en Argentina no basta con mirar el mapa y calcular distancias, porque el estado de las carreteras influye mucho. El asfalto se termina pronto y me encuentro en una carretera de ripio que pasa junto al Lago Espejo y varias lagunas más pequeñas, como la Laguna Ceferino, con los árboles reflejados, y la Laguna Bailey Willis.





El reflejo de las montañas es perfecto.



Un nuevo vistazo al mapa me dice que tardaré bastante más en hacer el circuito circular que había previsto. Modestia aparte, se me da bien calcular tiempos y sé que llegaré muy justo de tiempo. Me digo que lo mejor será disfrutar del paisaje y olvidarme de si perderé el barco.

Un poco más adelante aparece el Lago Correntoso.



Llegando a Traful tomo alguna foto de la carretera, una pista de tierra y ripio que transcurre entre árboles y por la que no se puede correr demasiado.


Junto al lago hay un camping y un pequeño conjunto de casas. Mi depósito apenas está mediado, pero aprovecho para repostar, que nunca se sabe lo que puede pasar. Algunos salen de pescan mientras otros pasean o toman el sol junto al lago.





Pasado Villa Traful sólo queda llegar a Confluencia, para en enlazar con la Ruta 40 y volver a pisar asfalto. Este río discurre junto a la carretera. Los márgenes están cubiertos de flores amarillas.




He conseguido volver a tiempo, pero ya no quedan plazas libres, así que tendré que buscar plan alternativo para la tarde. El Bosque de Arrayanes está a 12 km, demasiado lejos para ir y volver, porque el camino no es precisamente llano.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Villa La Angostura

Me habían advertido que fuese preparado para lo peor, que muchos vuelos se cancelaban, pero lo cierto es que apenas si tuve algún pequeño retraso. Todo el mundo fue muy amable y eficiente. Lo digo, porque a veces sólo contamos lo malo y nos callamos lo bueno.

Volé desde Iguazú hasta el Aeroparque, en Buenos Aires, y desde allí hasta Bariloche, donde sólo tenía reservado el coche de alquiler. Era media tarde y no tenía hotel, porque hay tantos que se puede ir perfectamente a la aventura y sólo había previsto dormir en Villa La Angostura, a unos 80km al noroeste del aeropuerto, a orillas del lago Nahuel Huapi.

Apenas había tráfico, así que comencé con mi rutina habitual de conducir y parar de vez en cuando para sacar fotos. El verano se acerca y sólo hay nieve en las cumbres más altas. De momento dejo Bariloche para más adelante. Prefiero ver naturaleza, bosques, montañas, lagos…


La carretera tiene buen firme y alguna que otra curva suave. Bordea gran parte del lago, que es enorme, pero ya habrá ocasión de hablaros de él más adelante.







Villa La Angostura es un pequeño pueblo, con unos cuantos edificios de madera en la calle principal y algunas casas diseminadas junto al embarcadero. Desde aquí salen dos excursiones diarias en catamarán al Bosque de Arrayanes, y también podemos adentrarnos en el parque caminando.

Pero lo primero es buscar alojamiento. En esta casa rural fueron muy amables y me atendieron estupendamente.


Ya sin maletas, me dediqué a curiosear un poco por los alrededores. La subida al Cerro Bayo me decepcionó un poco porque esperaba mejores vistas, pero aún así merece la pena. Fue mi primera pista de ripio.




Al lado de la carretera hay unos arbustos de flores rojas llamados notros. Entonces no lo sabía, pero terminé encontrándolos por toda Argentina. Como aquí llueve más, eran más grandes, como pequeños árboles.


Bajé luego hasta el embarcadero, para preguntar por las excursiones del día siguiente. En las fotos se puede apreciar la extensión del lago, pero tened en cuenta que esto que veis es sólo uno de sus brazos. La vida es tranquila y reposada. Las familias toman el sol y un par de valientes se bañan.

jueves, 12 de febrero de 2009

El lado argentino de Iguazú II

En realidad se ha colado aquí alguna foto desde Brasil, porque como tenía tiempo, hice la excursión en bote bajo las cascadas en los dos países, pero casi todas son del lado argentino.

Bajando unas escaleras alcanzamos el muelle desde donde parten los barcos, con grupos de unas sesenta personas. Nos dan un chaleco salvavidas y una bolsa de plástico para guardar nuestras pertenencias porque el mojarnos está garantizado. Os aconsejo que llevéis una cámara acuática.

La vista de las cascadas desde el río sobrecoge.





La verdad, se trata de una excursión bonita y supongo que una vez que se está allí hay que hacerla, pero la relación calidad precio no es la más alta, precisamente. Hay bastante gente y una vez sentados no se ve demasiado. Tampoco dura mucho tiempo, aunque eso sí, la sensación de estar bajo la cascada merece la pena.



En el lado argentino hay cascadas más grandes y variadas, mientras que en Brasil subes más tramo de río. Ambas excursiones se completan por un paseo por la selva, pero el mejor es el que hice el primer día, porque se hace caminando con un guía y se ven más plantas y animales, en los otros te llevan en jeep o en un tren eléctrico, con menos paradas.

Nos graban en vídeo, pero como no me interesaba, ni siquiera sé cuánto costaba ni si merecía la pena. Tawaki disfruta más haciendo las fotos.


Con esta entrada completamos la parte del viaje dedicada a Iguazú. Espero que os haya gustado. En unos días nos vamos a Bariloche, en el centro-sur del país, a conducir por la Ruta 40 y a conocer los Andes.