Me habían advertido que fuese preparado para lo peor, que muchos vuelos se cancelaban, pero lo cierto es que apenas si tuve algún pequeño retraso. Todo el mundo fue muy amable y eficiente. Lo digo, porque a veces sólo contamos lo malo y nos callamos lo bueno.
Volé desde Iguazú hasta el Aeroparque, en Buenos Aires, y desde allí hasta Bariloche, donde sólo tenía reservado el coche de alquiler. Era media tarde y no tenía hotel, porque hay tantos que se puede ir perfectamente a la aventura y sólo había previsto dormir en Villa La Angostura, a unos 80km al noroeste del aeropuerto, a orillas del lago Nahuel Huapi.
Apenas había tráfico, así que comencé con mi rutina habitual de conducir y parar de vez en cuando para sacar fotos. El verano se acerca y sólo hay nieve en las cumbres más altas. De momento dejo Bariloche para más adelante. Prefiero ver naturaleza, bosques, montañas, lagos…
Volé desde Iguazú hasta el Aeroparque, en Buenos Aires, y desde allí hasta Bariloche, donde sólo tenía reservado el coche de alquiler. Era media tarde y no tenía hotel, porque hay tantos que se puede ir perfectamente a la aventura y sólo había previsto dormir en Villa La Angostura, a unos 80km al noroeste del aeropuerto, a orillas del lago Nahuel Huapi.
Apenas había tráfico, así que comencé con mi rutina habitual de conducir y parar de vez en cuando para sacar fotos. El verano se acerca y sólo hay nieve en las cumbres más altas. De momento dejo Bariloche para más adelante. Prefiero ver naturaleza, bosques, montañas, lagos…
La carretera tiene buen firme y alguna que otra curva suave. Bordea gran parte del lago, que es enorme, pero ya habrá ocasión de hablaros de él más adelante.
Villa La Angostura es un pequeño pueblo, con unos cuantos edificios de madera en la calle principal y algunas casas diseminadas junto al embarcadero. Desde aquí salen dos excursiones diarias en catamarán al Bosque de Arrayanes, y también podemos adentrarnos en el parque caminando.
Pero lo primero es buscar alojamiento. En esta casa rural fueron muy amables y me atendieron estupendamente.
Pero lo primero es buscar alojamiento. En esta casa rural fueron muy amables y me atendieron estupendamente.
Ya sin maletas, me dediqué a curiosear un poco por los alrededores. La subida al Cerro Bayo me decepcionó un poco porque esperaba mejores vistas, pero aún así merece la pena. Fue mi primera pista de ripio.