lunes, 3 de agosto de 2009

La isla Victoria

De vuelta a Bariloche hacemos un alto en la Isla Victoria, un pequeño paraíso en medio del lago.



Un particular se estableció aquí con la intención de convertirla en un coto de caza, pero como la idea no prosperó terminó por cederla al Gobierno, así que ahora la podemos disfrutar todos los turistas.

En la isla hay bosques de inmensos pinos canadienses, árboles de rápido crecimiento. Espero que las fotos den una idea de su altura.



También se puede pasear junto a sequoias. Estas son pequeñas, porque sólo tienen ochenta años de vida y aún tienen que crecer mucho. Ya había visto algún ejemplar, pero no tantos como había aquí. Me gustaría volver dentro de mil años y ver cómo han cambiado.


Una vez terminada la visita guiada nos dejan tiempo libre para que vagabundeemos a nuestro antojo. El camino que discurre junto al lago está plagado de flores.



Llegamos junto a una roca con símbolos prehistóricos.


El agua está impoluta y apetece darse un baño.


En el camino de vuelta las gaviotas regresan con intención de merendar. Capto alguna, pero como estoy demasiado cerca no hay profundidad de campo suficiente. Una lección aprendida.



El sol calienta con fuerza, pero la brisa es fresca y en la cubierta del barco se está de maravilla. Me parece que esta noche caerá otro solomillo…