Seguimos navegando por el brazo norte de este gran lago, esquivando los grandes témpanos, camino de la gran barrera que se yergue ante nosotros. De momento las nubes nos respetan y se puede estar en cubierta, resguardados junto a la borda del barco y disparando fotos como si fuésemos francotiradores.
Las nubes bajan a visitarnos y salvando las distancias nos sentimos un poco exploradores de un mundo inhóspito. Eso sí, sabemos que podemos refugiarnos con facilidad y tomarnos algo en el bar, pero eso sería hacer trampa. Tampoco queremos perdernos un minuto del espectáculo.
Aquí está, la temida barrera, cortándonos el paso.
